Núria Marín Martínez. Alcaldesa de L´Hospitalet de Llobregat
Núria Marín Martínez
Alcaldesa de L´Hospitalet de Llobregat, ciudad adherida a la Declaración de Sevilla por la Economía Circular.
“Las Administraciones Locales tenemos que incorporar conceptos ecológicos en la contratación pública”
Como alcaldesa de L’Hospitalet, es mi deber intentar mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y, por tanto, también su salud.
Es un hecho que el planeta está agotando sus recursos naturales, y que la sobreexplotación de los mismos está provocando un cambio climático perjudicial.
El actual modelo económico lineal, basado en producir, usar y tirar, no es sostenible, y está causando un gran deterioro de nuestro planeta, y de nuestras vidas.
Por todo ello, se debe afrontar un cambio de modelo económico que se materialice en un nuevo modelo de desarrollo económico sostenible que nos permita garantizar un futuro mejor a las generaciones futuras.
La economía circular es, sin duda, un elemento clave en ese cambio de modelo y, por tanto, el Ayuntamiento de L’Hospitalet quiere y debe contribuir a ese cambio, empezando por adherirse a la Declaración de Sevilla.
¿Qué deben hacer las entidades locales para poner en marcha la economía circular?, ¿Cómo se hace?
A nivel local, lo primero que se necesita es voluntad política para desarrollarla, introduciendo este concepto en los planes de actuación municipal y destinando los recursos presupuestarios necesarios.
A partir de ahí, las administraciones locales podemos actuar en tres líneas:
- En el consumo de productos y servicios verdes de la economía circular, incorporando conceptos ecológicos en la contratación pública.
- En el fomento del desarrollo de empresas del sector de la economía circular y de los procesos de innovación en las empresas tradicionales para avanzar en criterios de economía verde.
- En la sensibilización de los ciudadanos para el uso de productos y servicios verdes y el fomento del reciclaje.
¿Qué puede aportar su municipio a la economía circular?
L’Hospitalet es una ciudad que se ha hecho a sí misma: la suya es una historia de emprendimiento y de voluntad de transformación en la búsqueda de mejora de la vida de la ciudadanía y de su entorno.
Ese tesón permitió sacar a la ciudad de la marginalidad a la que la especulación franquista la había condenado: se mejoraron los barrios, se crearon nuevos equipamientos y servicios municipales y se dignificó el espacio público.
Pero esos fueron solo los primeros pasos ya que a través del proyecto L’H 2010 se desarrolló un urbanismo planificado estratégicamente que ha supuesto un cambio radical en L’Hospitalet y que ha permitido que hoy sea una ciudad con identidad propia, más cohesionada, con equipamientos municipales al servicio de las personas y con una economía más diversificada.
Lejos de parar, y con un mundo tan cambiante, se dio paso a un nuevo proyecto colectivo, L’H on, mediante el cual la ciudadanía marcó las grandes líneas estratégicas de la tercera gran transformación de la ciudad, que se centra en dos ámbitos: el económico y el cultural. Y, precisamente, a partir de las aportaciones en este proceso participativo, hemos desarrollado un gran proyecto, el Distrito Cultural, que representa los valores de la economía circular.
El Distrito Cultural se desarrolla en una zona industrial en la que, por la evolución de la economía, muchas naves se habían quedado vacías sin previsión de utilización futura.
A partir de ahí se propuso impulsar la creación y la instalación en este entorno de industrias creativas (música, artes visuales, cine, diseño gráfico) y de artistas individuales que han visto en esas naves los espacios idóneos donde desarrollar sus actividades.
En definitiva, en un espacio que se presuponía que ya no era útil, el Ayuntamiento ha impulsado un proyecto que no solo ha dado un nuevo uso a esta zona urbana sino que, además, está creando nuevos recursos económicos.
Por tanto, creemos que nuestro municipio puede ser un referente en lo que a economía circular se refiere puesto que nuestra historia de innovación social y económica nos avala.
¿Qué necesita su ayuntamiento en esta materia?
Como he dicho antes, lo primero que necesitamos es voluntad política de llevarlo a cabo, y con esto ya cuenta el Ayuntamiento de L’Hospitalet.
A partir de ahí, hay que buscar la manera de hacerlo, tanto técnica como financieramente.
En este aspecto, las administraciones locales necesitaremos la ayuda del resto de administraciones, ya que las competencias locales son limitadas así como su financiación. Un proyecto como este, que representa un cambio en la formas de hacer y producir de la sociedad, necesitará de recursos estables que se prolonguen en el tiempo.
¿Cuál es el objetivo inmediato de su ayuntamiento? Pónganos algún ejemplo.
Actualmente L’Hospitalet trabaja en la reducción de emisiones de CO2 con el objetivo de llegar al compromiso recogido en el Pacto de alcaldes por el clima y la energía 2030.
Actualmente, estamos desarrollando un plan de mejora energética y rehabilitación de los edificios municipales, promovemos la reconversión del sector de la construcción hacia la rehabilitación de viviendas bajo criterios de ecoeficiencia e implementamos estrategias de movilidad sostenible.
También trabajamos con el Área Metropolitana de Barcelona en la creación de una oficina energética que desarrolle acciones de sensibilización y mejora del uso de la energía por parte de la ciudadanía, así como el asesoramiento para lograr reducir el consumo de la energía doméstica.
En breve iniciaremos también acciones en los polígonos industriales de la ciudad encaminadas a mejorar la movilidad y el consumo de energía lumínica siguiendo criterios de mejora medioambiental.
¿Y a largo plazo? ¿Cómo le gustaría que fuese su ciudad/municipio en 2030?
Todas las acciones que actualmente se llevan a cabo tienen un horizonte a largo plazo porque son acciones de gran calado y que necesitarán períodos prolongados de implantación.
El objetivo es conseguir en 2030 una ciudad referente en lo que a sostenibilidad se refiere, donde la ciudadanía prime en su día a día hábitos de vida respetuosos con el medio ambiente y la administración pública y las empresas trabajen bajo criterios de eficiencia energética y sostenibilidad.
Todo ello en un entorno urbano también respetuoso con el medio ambiente.
¿Qué papel deben jugar los ciudadanos? ¿Cree que son los actores principales?
La ciudadanía es el principal actor para que este nuevo sistema económico funcione. Ha de ser quien demande este cambio de modelo a las administraciones públicas, y quien debe hacer uso, consumir y adquirir los productos que se deriven de esta nueva economía sostenible y circular.
El sector empresarial apostará por crear productos y servicios sostenibles en la medida que sean demandados por sus clientes, en este caso la ciudadanía.
Es un proceso que necesita una apuesta previa por la sensibilización. Sin unos consumidores que demanden un producto, este no se produce, y sin una administración que sensibilice a la ciudadanía de esa necesidad, ella no la demanda.
¿Qué tienen que hacer y cómo?
Creo que aquí debemos utilizar dos frases hechas: “en los detalles está lo importante” y “la revolución de las pequeñas cosas”.
Cada uno de nosotros debe incorporar a su vida diaria actitudes respetuosas con el medio ambiente: en el consumo de agua o energía, en la generación de residuos, en la elección de productos y servicios menos contaminantes y más ecológicos…
¿Considera interesante involucrar a los niños del municipio mediante algún tipo de actividad?
Un cambio de modelo de desarrollo económico como el que proponemos lo inicia una generación, pero lo materializa otra, por tanto, es estratégico y necesario difundir estos planteamientos a edades tempranas.
En nuestro municipio tenemos experiencia en la transmisión de valores en la escuela, con proyectos como el de la cultura emprendedora que realizamos con alumnado de quinto y sexto de primaria desde hace 6 años y que consiste en que diferentes grupos de alumnos crean cooperativas donde se toman las decisiones en común para llevar a cabo el desarrollo de un producto que posteriormente se vende en un mercado que se monta en la propia ciudad. Este año han participado en este proyecto 275 alumnos.
Tenemos otros proyectos también con alumnado de otras etapas educativas como Empresa Joven Europea o el concurso de emprendedores… Todos estos proyectos están encaminados a difundir en edad educativa valores como la innovación, el emprendimiento o el cooperativismo, valores necesarios para llevar a cabo el cambio de modelo económico que necesitamos.
¿Cuáles son los hábitos y costumbres que debemos empezar a cambiar?
En una primera fase, más que los hábitos, lo que hay que cambiar es la visión y de ahí vendrá el cambio de hábitos.
Toda la sociedad debe incorporar en su imaginario colectivo que los recursos son finitos y que existen otras formas de consumir y de producir, que no sólo son positivas para el planeta sino que, además, pueden representar una nueva forma de creación de riqueza diferente, mejor y más equitativa.
Así conseguiremos que, en la toma de decisiones diarias, seamos más responsables con el medio ambiente y que las empresas, los emprendedores o los que llevan a cabo procesos de innovación, introduzcan objetivos basados en la economía verde o circular.
¿Mantiene su ayuntamiento algún tipo de cooperación con otros municipios o con la comunidad autónoma?
La economía circular, como su definición dice, es dar una nueva utilidad a un residuo, un nuevo uso que hemos de encontrar y, cuanto mayor sea el radio de actuación para buscar esta “nueva vida”, mejor podremos implementar ese nuevo modelo de economía circular.
En ese sentido, el Ayuntamiento de L’Hospitalet está trabajando con otros consistorios a través de un grupo de trabajo creado por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), entidad que agrupa a 36 municipios del entorno de la capital.
Actualmente estamos en fase de diagnóstico de lo que ya funciona como economía circular y de los recursos existentes y potencialidades. A partir de ahí, el siguiente paso será fomentar la creación y el desarrollo de empresas del sector de la economía circular.
¿Son los municipios la llave de la economía circular?
Cuando hablamos de un nuevo modelo económico, nos referimos también al desarrollo urbano, a cómo se proyectan, se viven y se desarrollan las ciudades y las grandes áreas urbanas.
Es un hecho que las personas que viven en zonas urbanas tienen un perfil de consumo diferente, consumen más comida, más energía y más bienes duraderos que las residentes en zonas rurales y, por tanto, su impacto medioambiental es diferente y superior.
En los últimos 40 años se han registrado dos fenómenos importantes: por una parte, la población mundial se ha duplicado y, por otra, la población urbana ha pasado de representar el 40% de la población global respecto a la población rural a superar actualmente el 54% y con previsión de llegar al 60% en 2030.
Es decir, aumenta la población y aumenta la proporción de personas que vive en las ciudades respecto al medio rural. Esto demuestra, sin duda, que las ciudades tienen un papel fundamental en este cambio de modelo económico que debemos llevar a cabo.
¿En qué principios deberían inspirarse las estrategias de economía circular en los municipios?
En tres principios básicos: gestión óptima de residuos, movilidad sostenible y eficiencia energética.
¿Cuáles son las herramientas esenciales para desarrollar la economía circular?
En la fase inicial en la que estamos, sin duda, el apoyo político y económico tanto nacional como internacional, que se traduzca en grandes proyectos específicos publico-privados que impliquen al sector público, al sector empresarial y al sector educativo-investigador en procesos de innovación que se traduzcan en nuevos productos y servicios.
Si le digo economía circular, ¿usted qué dice?
Oportunidad, oportunidad de hacer una sociedad y un mundo mejor. Por un lado, aprovechando la evolución de la tecnología para mejorar nuestro entorno y, por otro, creando una nueva forma de economía basada en el bien común.